Uno de los momentos más inolvidables de Assassin's Creed ocurre al inicio de Assassin's Creed 3, cuando Haytham Kenway reúne a su equipo en el Nuevo Mundo. Inicialmente presentados como asesinos, el carismático liderazgo de Haytham y su hoja oculta parecían confirmar esta suposición, especialmente después de actos heroicos como liberar nativos americanos y enfrentarse a soldados británicos. La impactante revelación llega cuando pronuncia el credo templario: "Que el Padre del Entendimiento nos guíe". De repente, los jugadores comprenden que han estado orquestando misiones para sus enemigos jurados.

Esta narrativa magistral representa a Assassin's Creed en su apogeo. Si bien el primer juego estableció mecánicas de juego convincentes alrededor del asesinato de objetivos, sus personajes carecían de profundidad. Assassin's Creed 2 mejoró esto con el carismático protagonista Ezio Auditore, aunque los villanos seguían subdesarrollados. Solo Assassin's Creed 3 logró un equilibrio perfecto, desarrollando por igual al protagonista Connor y antagonistas como Haytham. El resultado fue una cohesión narrativa y profundidad de personajes sin igual.
El costo de la expansión
Aunque la era RPG reciente ha encontrado éxito comercial, el consenso sugiere que la saga perdió su rumbo. El debate continúa sobre las causas principales, desde batallas contra jefes míticos hasta elecciones de representación controvertidas como Yasuke en Shadows. Sin embargo, yo argumentaría que el problema central yace más profundo: la erosión gradual de narrativas impulsadas por personajes bajo mundos abiertos expansivos.
La transformación de la franquicia en una experiencia RPG-lite trajo árboles de diálogo, sistemas de XP y microtransacciones. Paradójicamente, mientras los mapas crecían, las narrativas se volvían más delgadas. Protagonistas modernos como Bayek de Origins sufren por la dilución de elecciones del jugador en comparación con personajes bien definidos como Connor de AC3.
"Donde los juegos anteriores prosperaban en ambigüedad moral, las entregas actuales recurren a binarios simplistas de Asesinos-Templarios."
La era Xbox 360/PS3 ofreció los mejores guiones en gaming:
- El apasionado discurso de Ezio en Florencia ("¡No me sigáis!")
- Las trágicas últimas palabras de Haytham a Connor
- Los monólogos filosóficos de templarios agonizantes

El arte perdido de la ambigüedad moral
El mayor mérito narrativo de la franquicia fue explorar la moralidad gris:
- El templario William Johnson argumentando que su orden podía prevenir el genocidio nativo americano
- Thomas Hickey exponiendo el vacío de la cruzada de Connor
- El devastador giro sobre Washington respecto a la aldea de Connor
Esta riqueza filosófica ha disminuido en entregas recientes. Momentos memorables como "Ezio's Family" resuenan precisamente porque cristalizaban emociones de personajes, no espectáculo histórico. Aunque los títulos modernos presumen de escala impresionante, sus narrativas carecen del enfoque personal conmovedor que definió la edad dorada de la saga.
La franquicia enfrenta un desafío existencial: ¿Pueden los mundos abiertos expansivos coexistir con narrativas íntimas? Si bien los avances tecnológicos permiten recreaciones históricas impresionantes, esto tuvo un costo en profundidad de personajes. En una industria que prioriza contenido infinito sobre precisión narrativa, las historias más ricas de Assassin's Creed podrían quedar confinadas a su pasado.